MEDICINAS DE LA ABUELA
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA
CAMILA TENJO BORDA
Realizado a partir de la investigación del Departamento de Derecho y Propiedad Intelectual de la Universidad Externado y el vacío legal que tienen las plantas medicinales en Colombia.
Frente a los saberes naturales no hay nada oculto, no hay dolor, herida o enfermedad que no se pueda tratar. Las miradas cambian, pero la esencia de las plantas es la misma. Sus tallos, flores y semillas han sido usados por generaciones que creen en el poder curativo que puede tener una hierba, cualidad que por medio de una infusión, a primera vista insignificante, trae consigo una tradición.
Son varias las propiedades con las que cuenta una planta medicinal. Sus usos varían según el tiempo, pero su función permanece. A continuación, un recetario hecho a partir de las diferentes huertas de nuestros yerbateros e información que se ha conservado generación tras generación.
RECETARIO
La venta de hierbas ha sido uno de los oficios con más trayectoria en Colombia. Las primeras ventas se dieron cuando campesinos de Chipaque y Coyaime trajeron parte de sus huertas a la capital. Los sábados y domingos se ubicaban detrás de la Plaza Paloquemao. Ponían sus guacales sobre las vías del tren y vociferando las enfermedades que podían aliviar esas plantas, llamaron la atención de los bogotanos. Las vías se tornaron atractivas para todos, los compradores podían consultar qué planta llevar para aliviar sus síntomas y, las personas que iban de paso, cerraban sus ojos mientras disfrutaban la mezcla de los aromas. Con nostalgia recordaban su vida en el campo.
MERCADO DE LAS CREENCIAS
Con el tiempo este oficio se convirtió en el símbolo de la diversidad del país, llegaron indígenas y campesinos de todos los departamentos interesados en compartir sus prácticas con las plantas medicinales. Las vías quedaron pequeñas para las ventas. Desde 1958 las hierbas sabaneras, calentanas, dulces y amargas han decorado los puestos fijos y módulos de la Plaza Samper Mendoza. Este lugar declarado como patrimonio botánico y cultural de Bogotá es el punto de intersección entre campesinos, comerciantes y vendedores que le dan eco a las propiedades de las hierbas y a las prácticas ancestrales desde su experiencia y habilidad como yerbateros.
Video realizado desde la historia de cada uno de los yerbateros de la Plaza Samper Mendoza.
TRASNOCHADA YERBATERA
El proceso de venta y empaquetado de las plantas medicinales es tan delicado que va contrarreloj, en especial lunes y jueves, días de distribución nacional. Los yerbateros, con ruanas de lana de chivo para soportar el frío de las 10:00 p.m. esperan en el puesto de tintos, justo en frente a la zona de descarga, a que sus proveedores o familiares traigan las hierbas que deben despachar durante la madrugada. Ven los camiones acercándose. Frotan sus manos pálidas del frio y se preparan para descargar, empaquetar y apartar pedidos, todo debe estar listo para las 3:45 a.m., hora de apertura.
A las 4:00 a.m. los camiones que habían llegado horas antes vuelven a su municipio, la mayoría de ellos regresan cargados de plantas que por el clima no se dan en sus tierras, “estas hierbas permiten un intercambio, desde la tradición hasta el suelo térmico de cada región”, afirma Gerardo Vásquez, funcionario del IPES que apoya la administración de la Plaza Samper Mendoza. La frescura de las hierbas se percibe desde el aroma, entre las 5:00 y 7:00 a.m. vendedores informales y propietarios de tiendas van a comprar las plantas que venderán horas más tarde. Las fragancias de las hierbas van disminuyendo. Minutos más tarde y hasta las 9:00 a.m., personas del común entran al lugar con dudas sobre qué planta comprar, pero después de una charla con uno de los yerbateros, abandonan la plaza con convicción en la medicina natural.
¿Es posible legalizar una tradición?
El conocimiento sobre qué planta usar, cómo usarla y su método de preparación, ha pasado de ser una práctica ancestral, comunicada generación tras generación, a ser una práctica de dominio público, presente en la virtualidad y accesible para todos. Los yerbateros iniciaron su comercialización desde la informalidad. Motivados por su intención de ofrecer soluciones médicas naturales y a bajo costo, no han tenido algún filtro de información cuando de responder preguntas sobre hierbas se trata.
Ahora, por la disminución en sus ventas y el aumento de compra en las tiendas naturistas, los yerbateros comprenden que no hay un documento legal que respalde su oficio ni sus prácticas. Situación contraria y satisfactoria para la industria farmacéutica e investigadores, “la informalidad del gremio no se basa solamente en el espacio público, sino también en el entendimiento del derecho y la propiedad de la información”, comenta Carlos Conde-Gutierrez, investigador especializado en Derecho de la Propiedad Intelectual, interesado en que los yerbateros, difusores de tradición, sean reconocidos desde el estado y la sociedad por preservar el consumo de las plantas medicinales y hacerlas llegar a cada zona del país.
Universidad Externado de Colombia
Docente Facultad de Derecho
Carlos Conde - Gutierrez
@magnoconde