Tras horas de caminar por el suelo montañoso y destapado de la vereda Las Brisas, los paramilitares se percataron que no hallarían guerrilleros en el lugar. La zozobra era ahora el sentir de las 150 personas que arremetieron en la zona. Como una señal de desespero por no poder cumplir el operativo, alias ‘Cadena’ aseguró que conocía a los guerrilleros de la vereda y que iría finca por finca tras ellos. Decisión a la que nadie se opuso, y fue el punto de inicio para que los compadres de Montes de María sintieran desconfianza y temor entre ellos mismos.
RAFAEL POSSO, 2009-2010
Masacre
El inicio de la
“En vista de que empezamos a ver grupos armados azotando la zona, mi mamá decidió salir y quedamos acá los hombres. Ese 11 de marzo nos fuimos para el pueblo pero mi viejo no quiso acompañarnos”, relata Adolfo Castellanos Caro, campesino de Las Brisas que desde ese día ha reclamado justicia por el asesinato de su padre Pedro Adolfo Castellanos Culén. Cuando los paramilitares llegaron a la vivienda de Pedro, él salió corriendo a la casa del vecino, no tenía vínculos con la guerrilla pero,sin pensarlo decidió huir. ‘Cadena’ al verlo exclamó que era un guerrillero. Lo cogieron. Lo sacaron de la casa de su amigo y entre súplicas lo llevaron al corregimiento de La Haya, lugar donde Adolfo encontró el cuerpo de su padre, hinchado por las horas que había estado expuesto a los rayos del sol.
Ese día el azar iba de la mano con el Bloque Paramilitar Héroes de los Montes de María. Grupo que en medio de decidir sobre el futuro de las vidas ajenas hizo un recorrido, llamado por los testigos ‘Recorrido de la muerte’ que dejó a su paso 12 campesinos masacrados.
La mamá de Dalmiro Rafael Barrios Lobelo, siete veces Rey del Festival del Ñame de San Cayetano, estaba en la finca esperando que su familia llegara para celebrar su cumpleaños. Mientras Yojaira Barrios estaba con su abuela, su padre Dalmiro trabajaba con su empleado Jorge Eliecer Tovar Pérez en la siembra de ñame espinoso.
Era sábado en la mañana y el momento en que Dalmiro compartía con Jorge una conversación de amigos entorno a una taza de café. Como era el actuar de los paramilitares tan pronto llegaron a la finca de Dalmiro lo sacaron a él y a su trabajador a empujones. Había un grupo que esperaba a las afueras de la finca y arrastrados, los llevaron al último lugar que verían de Las Brisas: el árbol de Tamarindo. Sitio que sirvió como punto de encuentro para los pobladores de Pela el Ojo,
RAFAEL POSSO, 2009-2010
El punto de referencia para los paramilitares que se habían divido por la vereda era el árbol de tamarindo, la mayoría de los campesinos masacrados fueron llevados a este lugar a la fuerza. Joaquín Fernando Posso y sus hijos Alfredo Luis y José Joaquín fueron obligados a ir a la zona del árbol pero, “ellos dijeron que no tenían por qué reunirse con ningún grupo ahí, ni con guerrilleros, ni con paramilitares, ni con el Ejército porque ellos eran campesinos”, cuenta Ariel García Ledesma, campesino y testigo clave al ver el ataque hacia sus vecinos. Como esta familia, había otras que al negarse a ir a otro lado, eran asesinados en las puertas de sus casas.
Aguas Blancas, Arroyo Hondo, Casinguí, Mampuján y Las Brisas, que debido a su cercanía intercambiaban productos, comercializaban y celebraban las fiestas y los juegos de vereda en las sombras que naturalmente daba aquel árbol.